Un cigarrillo es mucho más que un puñado de hojas de tabaco.
¿Qué hay en los cigarrillos, entonces? Una combinación nada buena!
Apenas la mitad del cigarrillo está compuesta por hojas de tabaco, el 30% es tabaco reconstituido (una mezcla de tallos molidos, polvillo de tabaco y tabaco recuperado con agregado de aditivos) y el 20% restante es tabaco expandido con dióxido de carbono.
La adicción de una sustancia está determinada (en parte) por la rapidez con la que llega al cerebro, y la nicotina llega en unos 10 segundos: mucho más rápido que cualquier otra droga, por eso es tan adictiva.
Las compañias tabacaleras han buscado aditivos que alteran y suavizan el gusto amargo del tabaco para facilitar su consumo, especialmente entre los más jóvenes. Los cigarrillos actuales contienen unos 600 aditivos entre los cuales se encuentran:
- Saborizantes: como el cacao, el regaliz o el mentol, que ayudan a tapar la aspereza del tabaco haciendo que sea más fácil de fumar
- Broncodilatadores: que expanden la vía aérea y facilitan el ingreso del humo a los pulmones (la glicerina del regaliz y la teobromina del chocolate y el cacao también son sustancias broncodilatadoras)
- Sales orgánicas Ácidas como el Ácido levulinico que disminuye la aspereza de la nicotina haciendo al humo menos irritante y más fácil de tragar, desensibiliza el tracto respiratorio superior y permite que el humo llegue profundamente a los pulmones y altera la química del cerebro haciéndolo más receptivo a la nicotina
Todos estos aditivos son altamente efectivos para desarrollar y mantener la adicción a la nicotina, facilitar el consumo y promover la adicción.
En este sentido, estudios demuestran que los cigarrillos mentolados aumentan el riesgo de inicio en los jóvenes, generan mayor adicción y disminuyen los intentos de dejar de fumar. Así, los niños que comienzan a fumar cigarrillos mentolados tienen mayor riesgo de convertirse en adictos y de ser fumadores a largo plazo.
Por otro lado, al fumar un cigarrillo, se genera un proceso de combustión incompleta con temperaturas que llegan a los 1000º C, que transforma los componentes originales de la planta.
El humo también contiene monóxido de carbono (CO), un gas muy tóxico que constituye del 3 al 6% del humo inhalado. En el torrente sanguíneo, este gas compite por el oxígeno con la hemoglobina, reduciendo el oxígeno que llega todos los órganos.
El alquitrán es un residuo negro y pegajoso lleno de sustancias químicas que se desprenden del humo del cigarrillo, sus restos quedan depositados en el pulmón como el hollín en una chimenea, obstruyendo los bronquios y afectando la respiración.
Si bien la cantidad de nicotina y alquitrán en los cigarrillos ha disminuido, los fumadores no aspiran menos, ya que inhalan de manera más profunda y dan más pitadas por cigarrillo para compensar la menor cantidad de estas sustancias.
¡Y hay más!
Los filtros (las colillas) son de acetato de celulosa y son la principal causa de basura en el mundo. Los fumadores los tiran frecuentemente al piso sin tener en cuenta que pueden tardar ¡hasta 25 años en degradarse!
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