¿QUÉ ES EL RSV?
Generalmente, cuando los adultos sanos contraen RSV los síntomas son leves y puede sentirse como un resfrío. Sin embargo, para los bebés, los adultos mayores, las personas con problemas cardíacos o pulmonares o sistemas inmunitarios debilitados, podría resultar más grave.
El RSV grave puede causar neumonía (infección pulmonar) y puede empeorar los síntomas de personas con EPOC o insuficiencia cardiaca congestiva.
¿Cómo se transmite?
El RSV es contagioso y se transmite por el contacto con una persona afectada, a través de estornudos, tos o besos. También se puede transmitir al tocar superficies contaminadas (como picaportes o mantas) y luego tocarse la nariz, la boca o los ojos.
Por eso es tan importante cubrirse la boca al toser o estornudar y lavarse las manos con frecuencia.
Igual que la gripe, la temporada de RSV suele estar entre el final del otoño y el inicio de la primavera.
¿Cuál es el tratamiento?
No hay tratamientos específicos para prevenir o tratar el RSV. Por lo general, las personas saludables que se contagian mejoran en su hogar y no requieren internación.
Las personas con afecciones cardíacas, pulmonares o inmunocomprometidas podrán necesitar internación en caso de deshidratación o dificultad para respirar, y en algunos casos asistencia respiratoria mecánica.
Los pacientes internados pueden recibir medicación para combatir la infección (como la ribavirina), pero no siempre es efectiva y puede tener efectos adversos.
La vacuna en camino
En todo el mundo es urgente el desarrollo de una vacuna segura y eficaz contra el RSV. Es fundamental para prevenir o hacer menos grave el virus, especialmente para proteger a niños y adultos mayores.
Gracias a recientes avances médicos y tecnológicos, ya se está investigando una vacuna experimental. Se busca saber si es segura y si puede ayudar al organismo a producir anticuerpos para combatir la infección y la enfermedad a causa del RSV en adultos mayores y a futuro a los niños y al resto de la población.
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